LAS CLAVES DEL ALQUILER CON DERECHO A COMPRA

La compra de una vivienda suele ser una inversión importante que genera muchas dudas ¿Cómo serán los vecinos? ¿Y la zona? Normalmente son cosas que descubrimos con el paso del tiempo, por eso, el alquiler con opción a compra es una buena alternativa que permite invertir el dinero del alquiler en la posible compra de la vivienda.

Se trata de un contrato doble o mixto, compuesto por dos subcontratos, uno de alquiler y uno de compraventa. Este permite al inquilino vivir arrendado en la vivienda por un tiempo determinado, tras el cual tendrá derecho a comprarla por un precio acordado al que se le descontarán, total o parcialmente, las rentas del alquiler pagadas hasta el momento. Para que este sea vigente es obligatorio que, al menos, aparezcan estipuladas en él dos condiciones esenciales de la compraventa: el objeto del contrato y el precio.

El alquiler con opción a compra tiene beneficios tanto para el inquilino como para el propietario. En el caso del inquilino destacamos que el dinero del alquiler no se considera una inversión perdida, sino una inversión de futuro. También, el alquiler con opción a compra le permitirá ganar tiempo para ahorrar y poder cumplir con las características que le permitan acceder a un crédito. Por otra parte, esta modalidad puede permitir a los inquilinos conocer la vivienda y saber si esta se adapta plenamente a sus necesidades antes de formalizar la compra.

Para el propietario también encontramos ventajas cómo mantener ocupada la vivienda y generando una rentabilidad, puede obtener beneficios fiscales y además es una manera de asegurarse el pago de las cuotas mensuales del alquiler ya que, en el caso de que el inquilino se retrase en los pagos, puede perder la opción de compra.

Cuando se opta por este mecanismo se tiene que tener en cuenta que no se descontará la totalidad de todas las cantidades entregadas ya que los porcentajes de descuento van disminuyendo a medida que pasan los años, aunque al final las opciones varían según el promotor. Normalmente se suele establecer un porcentaje de entre el 100% y el 80% el primer año y de entre el 80% y el 60% el segundo. A partir del tercer año, los descuentos suelen ser inferiores al 40% o inexistentes.

En cuanto a ejercer la opción de compra, lo normal son dos o tres años y entre las principales ventajas destaca que el precio de venta queda fijado por el contrato sin posibilidad de variar.